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martes, 25 de febrero de 2014



Estas Imágenes las conseguí algún día en la Red y me pareció que la chica es muy sexy, por eso las comparto... Si la conocen me avisan por favor y si tienen algunas así por favor las envian!!! 

dinero1974@gmail.com

  









RELATO ERÓTICO




MI INICIO AL EXHIBICIONISMO ( 04 )


Siguiendo con mis vacaciones en esta
ciudad costera, voy a contaros otras situaciones que viví y que me llenaron de
placer y de satisfacción.

Deseaba mostrarme a la empleada de la limpieza que hacía mi
habitación. No sabía como hacerlo para que pareciese natural y espontáneo.
Además quería ver sus reacciones y me iba a resultar difícil conseguirlo si como
tenía pensado fingía dormir tendido en la cama boca abajo destapado. Después de
mucho pensar lo que hice fue servirme de mi cámara de video. Pretendía grabar
con ella todo. La coloqué medio escondida al lado de la televisión que estaba
situada en una esquina de la habitación encima de una balda por encima de mi
cabeza. Después de muchas pruebas de enfoque conseguí la panorámica que yo
quería. La cámara enfocaba hacia abajo y a la entrada de la habitación. Se me
veía a mi tumbado y si la mujer se acercaba a mí, su cara quedaría muy cerca
para ver sus reacciones.

Preparado todo me decidí a probarlo a los dos días de estar
allí. Lo que relato ahora es una mezcla entre lo que yo hacía y sentía y las
reacciones de la mujer contadas a partir de ver las grabaciones. Éstas las
visionaba con gran detalle mientras me masturbaba. 
Esa mañana, estaba desnudo encima de la cama boca abajo y
totalmente destapado. Era la hora en que ella solía llegar a limpiar. Al rato
unos nudillos golpearon a la puerta. No respondí. Oí como introducía la llave y
abría la puerta. Entró. Anduvo un estrecho y corto pasillo y cuando me vio se
paró, abrió mucho sus ojos y su boca. Se dio la vuelta y salió deprisa pero no
cerró la puerta. Al poco ella volvió a entrar despacio. Se acercó y me observó.
Su cara ya no mostraba sorpresa ni miedo. Se deleitaba mirándome. Entonces doblé
mi pierna derecha. La mujer al moverme salió disparada. Esta vez si cerró la
puerta.

Un cosquilleo había recorrido todo mi cuerpo durante su
presencia mezclándose con nerviosismo y placer. Mi corazón había aumentado el
ritmo de sus latidos. Me levanté. Paré la grabación y conectando los cables a la
televisión me dispuse a verla. Había salido perfecta. Veía en primer plano su
cara. Era una mujer de unos cuarenta años, más bien bajita, ojos negros, pelo
castaño y corto. Vestía una bata blanca que la llegaba hasta la mitad de sus
muslos.

Al día siguiente lo preparé de igual forma. Ella llamó y
después entró al no obtener contestación. Me encontró en la misa postura de
ayer. Esta vez no se marchó. Se acercó aún más a mí y pasó su mirada
minuciosamente por todo mi cuerpo. Parecía querer comerme. Se colocó a mis pies
y acercó su cuerpo y su cabeza para mirar entre mis piernas abiertas. A su
mirada la esperaban mis genitales ya que les había colocado hacia abajo y
sobresalían entre mis muslos. Llegué a sentir su aliento en mi culo y en mis
partes íntimas. Flexioné mi rodilla derecha. No salió corriendo. Permaneció en
su posición inclinada mirándome fijamente. Tosí un par de veces y ella se
marchó.

Visionando la grabación de este día me excité aún más. La
pasé varias veces observando su cara y sus reacciones y acabé corriéndome por lo
que estaba viendo y por los meneos que estaba dando a mi pene.

La tercera mañana me puse de lado con mi culo apuntando hacia
la puerta. Mi verga estaba medio erecta de la emoción. La mujer llegó puntual
como todos los días. Esta vez no llamó. Abrió directamente la puerta. Se acercó
sin dejar de posar su mirada en mi cuerpo. Pasó al otro lado de la cama para
verme de frente. Primero echó un vistazo a mis ojos y luego bajó los suyos hasta
llegar a mi polla. Ahí los detuvo. Su cara era todo un poema. Metió su cabeza en
mi regazo hasta casi rozarme. Mi verga se movió endureciéndose más. Ella dio un
respingo y se relamió los labios. Puso su mano en mi cadera y tiró hacia atrás.
Dejé deslizar mi cuerpo hasta quedar completamente boca arriba. Noté como mi
pene golpeaba sobre mi abdomen.

La cara de la mujer se contrajo de risa. Su mano derecha
comenzó a desabrochar los botones de su bata. Dos grandes tetas con sus oscuros
pezones erectos aparecieron al abrirse la bata. Sus manos recorrían su cuerpo.
Una acariciaba un seno y pellizcaba un pezón. La otra jugaba con su vello púbico
paseándose por su rajita. Su vista no se apartaba de mi polla. Se metió un dedo
en ese bosque negro y desapareció en él. Volvió a aparecer y se ocultó de nuevo.
Hizo este movimiento con ritmo y su cara comenzó a demostrar el placer que se
estaba dando ella sola. Su boca se abrió, su respiración se hizo entrecortada y
sus ojos se semi cerraron. Su cuerpo sufrió un estremecimiento. Bajó su otra
mano con movimientos lentos acariciando su vientre y llegó a su sexo. Abrió esos
carnosos y rosados labios y con la yema de su dedo comenzó a jugar en esa zona.
La mujer suspiraba y parecía contenerse para no gemir.

Se acercó aún más a mí y se puso de rodillas entre mis
piernas. Me miró a losojos y se quedó quieta. El dedo que ha estado entrando en
su vagina lo pasó por mi pene y lo recorrió en toda su largura. Lo hizo
suavemente. Mi miembro la correspondió a esa caricia erectándose aún más hasta
el límite. Suavemente bajó mi prepucio con sus manos y dejó al descubierto mi
glande. Bajó su cabeza y su lengua lo lamió para acabar metiéndoselo en la boca.
Le dio un beso y se irguió para ahora meterse dos dedos en esa gruta del placer.
Los movió en un mete y saca muy rápido. Su cuerpo tenía aún más temblores y su
respiración se entrecortaba y jadeaba. Seguro que se estaba corriendo.

Mi verga estaba durísima. La mujer se levantó de la cama. Se
abrochó su bata y salió de la habitación con paso vacilante. Al cerrar la puerta
me levanté. Paré la cámara de video y rebobiné la cinta. Me puse de pie junto a
la salida a la terraza para verla. A medida que iban pasando las imágenes
comencé a masturbarme. Mi miembro explotó toda su carga de semen justo cuando la
mujer se estaba corriendo. Mientras mi pene no paraba de soltar leche, al mirar
a la terraza vi a unas chicas en la de enfrente que me miraban.

Me parecía que esta empleada era tan exhibicionista y morbosa
como yo. Le gustaba mostrarse y masturbarse en situaciones comprometidas. Mañana
pensé en sorprenderla con algo que seguramente la gustará por lo inesperado que
será.

Faltan diez minutos, en esta cuarta mañana, para que la
empleada llegue. Estaba desnudo y viendo lo grabado. Me pajeaba. Mi cuerpo
estaba nervioso y excitado. Me masturbé con más fuerza. Solté mi pene y le dejé
reposar. Tomé una botella de plástico pequeña. Ésta tenía una boca grande. Metí
allí mi verga y comencé un mete y saca. A medida que mi pene se ponía más duro,
el mete y saca se hacía más difícil porque la boca de la botella era grande pero
no tanto como el grosor de mi mástil. Lo tengo metido hasta el fondo. Llegó un
momento, justo cuando eyaculé dentro de la botella que ya no lo pude sacar. Se
había quedado dentro y debido a su grosor se había encajado en esa boca. Esto
era lo que yo quería lograr.

Con mi pene metido en la botella y ésta conteniendo mi semen
que es mucho y puede verse debido a la transparencia del envase, me tumbé boca
arriba en la cama y abrí todo lo que pude mis piernas. Mi miembro no perdió nada
de su dureza y reposa embotellado en mi abdomen. Al dar la vuelta a la botella y
quedar boca abajo, mi semen ha escurrido y ha embadurnado mi miembro. Está todo
pringoso de mi leche. Ya estaba preparado para recibir a mi empleada. La cámara
ya llevaba tiempo grabando todo lo que estaba haciendo.

Llamó a la puerta. No contesté. Abrió y entró. Su cara
reflejaba un gran asombro al verme. Abrió su boca y se la tapó con una mano. Sus
ojos muy abiertos parecían sonreír. Ahora su boca les acompañaban en esa sonrisa
maliciosa. Acercó su cabeza y miró bien. Sus manos agarraron la botella y la
levantaron hasta ponerla vertical. Mi semen escurría hasta el cuello de la misma
taponado por mi pene erecto. Volvió a poner la botella en posición horizontal
sobre mi abdomen y la soltó. Se desabrochó su bata y se la quitó quedándose
completamente desnuda. Tenía un cuerpo bonito. Sus pezones se veían duros y a
ella muy excitada.

Se subió a la cama y se metió entre mis piernas. Arrodillada
como estaba cogió la botella e intentó sacarla. A duras penas lo consiguió. La
puso boca abajo y me embadurnó mis genitales con el semen que escurría de su
interior. Antes de tirarla al suelo, boca abajo, se la llevó a la boca. Metió su
lengua y lamió los bordes de la boca de la botella y las paredes próximas de la
botella. Luego la tiró mientras su lengua relamía sus labios.

Dirigió sus manos a sus senos y los estrujó con fuerza. Los
apretó y los subió al tiempo que bajó su cabeza para que su lengua jugase con
sus erectos pezones. Estaba gozando un montón. Al rato baja su mano derecha
hasta la entrada de su vagina y comienza a meterse los dedos. Lo hace con
energía. Inclina su cuerpo hacia mí hasta que su boca toca mi pene. Sigue
masturbándose mientras huele mi miembro. Noto perfectamente su aliento. Un
aliento caliente que hace que mi verga se ponga durísima. De pronto siento un
lengüetazo en la punta. Luego otro y otro....Cada vez son más grandes. Se está
comiendo todo el semen que embadurna mi polla. Siento esa lengua húmeda que no
cesa de lamer y lamer. Me lame mis huevos y a veces su boca se los traga y los
succiona. Me muero de gusto. Ella no para de chupar y chupar. Mi cuerpo se
estremece de placer y me retuerzo. Estoy agustísimo con la gran lamida que me
está propinando.

De vez en cuando abro mis ojos y veo como me lame. Veo como
sus caderas no paran de moverse por el gusto que se está dando con sus dedos en
su vagina. Ahora se traga toda mi polla y aprieta muchos sus labios sobre ella
cuando se la saca de la boca. Su lengua no para de lamer mi capullo. Su mano la
agarra con fuerza y comienza a subir y bajar la piel de una manera frenética
mientras su boca se la traga ansiosa y su otra mano la mueve endiabladamente
dentro de su interior.

No aguanto más y me corro en su boca. Ella traga con ansiedad
y succiona mi polla. Chupa más deprisa y traga todo lo que sale. Mi cuerpo da
sacudidas y mi cabeza va de un lado para otro llevada por ese placer que me
recorre por entero. No se cansa de chupar y chupa hasta exprimirme por completo.

De repente se detiene y sacando mi pene de su boca se yergue
y se levanta. No me mira. Recoge su bata y dando tumbos sale de allí mientras se
viste. Ha sido simplemente maravilloso. Creo que los dos hemos disfrutado de lo
lindo. Es tal mi excitación que me doy una ducha. Ya más tranquilo salgo a la
terraza y fumo tranquilamente. Llevo puesta una toalla atada a la cintura.

A la mañana siguiente, es decir a mi quinta mañana de
estancia en el hotel, estoy esperando a la empleada. Me encuentro desnudo pero
no tumbado en la cama. Estoy de pie enfrente de la puerta. Pasa media hora y
ella no aparece. Creo que hoy no vendrá. Cansado de la espera, me pongo un tanga
rojo y una camiseta blanca muy fina que deja traslucir el color de mi prenda
interior y el color carne de mis nalgas. Bajo al comedor a desayunar.

Al entrar observo que está mas animado que otros días. Elijo
los platos que voy a comer y los voy poniendo en una mesa. Observo muchas
miradas puestas en mí. A través de un espejo de una columna veo como se me
transparente todo el tanga. Esto me excita más y hago que mis paseos sean más de
los necesarios para exhibirme.

Me siento en una mesa que está al fondo contra la pared. Las
más cercanas están desocupadas. Comienzo a desayunar. Al ver que dejan de
mirarme, me viene a la cabeza algo más atrevido. Disimulando todo lo que puedo
me bajo el tanga para luego quitármelo. Lo escondo debajo del mantel. Siento un
hormigueo intenso y un nerviosismo creciente. Paseo mi mirada por mi entorno y
creo que nadie se ha dado de lo que he hecho. Me excita sobremanera saberme casi
desnudo entre tanta gente.

Me decido a probar mi nueva indumentaria. Me levanto y me
dirijo al otro extremo del comedor para coger más comida. Veo las miradas de
unas chicas. Están sorprendidas porque ahora no ven el rojo de mi tanga. Sus
miradas me persiguen. Me inclino hacia delante de espaldas a ellas para coger un
plato. Al volverme veo unas sonrisas dibujadas en sus caras. Me aproximo a estas
cuatro muchachas y ya a su lado me paro para servirme una copa de zumo ya que la
máquina está a su lado. Alzo mas de la cuenta mis brazos para coger una copa y
les muestro parte de mis genitales. Ellas se remueven en sus sillas y ríen
alegremente.

Me vuelvo a la mesa. Al rato aparecen esas cuatro muchachas y
se sientan en una mesa enfrente de mí. Hablan y ríen. Sus miradas se dirigen a
mí por debajo de la mesa. Echo hacia atrás mi camiseta y muestro mis genitales.
Descubro mi capullo lo dejo a la vista. Ahora ríen más y sus miradas se hacen
más insistentes. Dos de ellas agachan sus cabezas para verme mejor. Mi pene
comienza a erectarse y ellas ven como crece y se endurece. Yo como y bebo muy
nervioso.

Una de las chicas se levanta y se pone a mi lado de pie.
Retiro un poco la silla hacia atrás y le dejo ver mis huevos y mi polla
apuntando al techo. Se queda hipnotizada mirándolo. Sus amigas también se
acercan y se sientan a mi mesa. La que está de pie coge una silla de otra mesa y
la acerca para sentarse a mi lado. Lleva su mano a mi pene y lo agarra con
fuerza. Se pone aún mas duro. Inicia un suave sube y baja. Sus amigas la miran
con envidia. Mi verga durísima y más cuando otras dos manos se posan en cada uno
de mis muslos. De pronto me quedo asombrado al sentir unos dedos acariciando mis
huevos. La muchacha que está enfrente de mí me mira con picardía y pasa su
lengua por los labios. Ha estirado su pierna y los dedos de su pie son los que
soban mis testículos. Estoy a punto de eyacular al sentir ese masaje. La otra
sigue con el sube y baja y las otras moviendo sus manos por el interior de mis
muslos.

Miro en todas las direcciones y nadie parece darse cuenta de
lo que estamos haciendo. Estoy como flotando por todas las sensaciones que
recorren mi cuerpo y que se mezclan en una vorágine de placer. No hemos visto
acercarse a una camarera que recoge las mesas. Cuando la vemos ya es tarde. Está
parada y atónita al ver como me pajea la chica y como esos dedos acarician mis
huevos. Pasada la primera impresión, después de un rato, la camarera se va
marcha empujando un carrito. Nos ha mirado bien a todos. Por miedo a que comente
algo, las muchachas abandonan la mesa y salen del comedor. Bajo mi pene y lo
aprisiono entre mis muslos. Mi mano y mis muslos se manchan por el babeante
líquido que suelta. Coloco bien mi camiseta y me chupo los dedos. Continúo con
mi desayuno esperando que baje mi erección.

Al rato se acerca la camarera de antes acompañada de otras
dos. Recogen las mesas, pero no paran de mirarme. Pasan a mi lado y miran mi
entrepierna. Lo hacen una y otra vez. Recojo mi tanga y lo estrujo en mi puño.
Me levanto. Ellas se agachan y miran por debajo de mi camiseta. Echo a andar y
me subo la camiseta por detrás para mostrarles mi culo. No vuelvo mi cabeza y
salgo del comedor.

Sentadas en las escaleras están las cuatro chicas de antes.
Las acompañan otras más. Subo entre medio de ellas y me paro cuando rebaso a las
últimas. Me vuelvo y les miro. Todas tienen fijas sus miradas debajo de mi
camiseta. Asciendo hacia atrás y ellas suben a cuatro patas para no dejar de
verme ni un instante. Llegamos a un recodo de las escaleras y viendo que no
viene nadie, me subo la camiseta y la anudo a mi pecho. Sus ojos se salen de sus
órbitas cuando mi pene se levanta poco a poco hasta llegar a la erección
completa. Abro mi puño y desenrollo mi tanga. Me lo pongo muy despacio ante sus
atentas miradas. Tengo que ladear mi miembro para que no sobresalga por encima
del tanga. Ya puesto, reemprendo la marcha exhibiendo mi trasero. Ellas no se
mueven y yo desaparezco de su campo de visión.

Llego a mi habitación todo sofocado y con una ganas tremendas
de pajearme. La puerta está abierta. Veo a dos mujeres con batas que limpian
allí. Ninguna de las dos es la de estos días. Son jóvenes y delgadas. Les
saludo. Me devuelven el saludo. Miran con insistencia mi indumentaria.

--Volveré cuando hayan terminado.—digo haciendo ademán de
irme.

--No hace falta que se marche.—me dice una.—Solo nos falta
hacer la cama y terminamos.

--Usaré el baño y no les molestaré.—comento.

--Ya está limpio para usarlo.—dice la otra.

Me dirijo al fondo donde en otro corto pasillo está un
armario empotrado en la pared y la puerta el baño. Está separado de donde está
la cama por un pequeño tabique que lo disimula un poco aunque no impide que me
vean. Me dispongo a llevar a cabo una sesión de exhibicionismo antes estas
mujeres. Me encantará ver cual es su reacción: si terminan enseguida y se
marchan o por el contrario se quedarán a ver el espectáculo que les brinde.

Sabiendo que les tengo a mis espaldas, abro el armario y me
despojo de la camiseta y del tanga. Permanezco así colocando ropa. Me excita el
pensar que me estarán viendo. Escucho susurros. Alargo estos momentos en los que
muestro mi espalda y mi culo. De reojo veo como dejan de hacer la cama y se
paran a mirarme.

Entro al baño. Sigo escuchando susurros y los oigo más cerca.
He dejado la puerta entreabierta. Me meto en la bañera y abro la ducha de mano.
Comienzo a echarme agua por la cabeza. Está caliente. Veo como la puerta se abre
un poco más y asoman dos cabezas. Estas muchachas no quieren perderse ni un
detalle.

No he corrido la cortina. Me giro para quedar completamente
frente a la puerta. Con la ducha voy mojando todo mi cuerpo. Mi pene cuelga duro
pero no erecto entre mis piernas. Cierro la ducha. Me echo gel en las manos y
comienzo a enjabonarme. Mi cuello, mis hombros, mi pecho. Acaricio mis pezones y
bajo por mi barriga hasta llegar a mis genitales. Me entretengo un buen rato en
ellos. Agarro mi pene y lo enjabono bien aunque quiero retirar el prepucio y se
me resbala. Lo tomo con las dos manos y consigo descubrir mi glande. Lo enjabono
bien. Paso a mi culo y me doy la vuelta. Acaricio mis nalgas. Me abro de piernas
y me inclino hacia delante metiendo un brazo entre mis piernas para que mi mano
se coloque al incio de mi rajita por arriba. Con dos dedos presiono en ella y la
enjabono. Cuando llego a mi ano y después de unas pasadas hundo mis dedos en él
y entran con facilidad en su interior. Los mete y los saco unas cuantas veces.
Me encanta esa sensación que me produce y hace que mi pene se erecte.

Tomo la ducha de mano y abriendo el agua me aclaro el jabón
de mi cuerpo. Cuando mi pene recibe ese chorro caliente directamente, se pone
rojo y se hincha. Está casi totalmente erecto. Inclino mi cuerpo hacia delante y
llevo la ducha a mi raja. Apunto a mi ano y abro aún más el agua para que un
chorro a presión invada mi interior. Tengo mi agujero bien abierto y ese líquido
caliente me proporciona un placer inmenso.

Cierro el agua y cojo una toalla. Me seco. Empalmado como
estoy salgo de la bañera y me planto ante el espejo del lavabo. A través de él
veo esas dos cabezas en la puerta. Ésta se abre un poco más. Me peino y me
afeito. Mi miembro permanece apoyado en el borde del lavabo y la erección no me
baja. De vez en cuando contraigo los músculos y lo levanto para dejarlo caer de
golpe contre el borde. Acabo de asearme y me dirijo hacia la puerta. Escucho
unos pasos precipitados. Son las dos mujeres que corren. Salgo y me dirijo a la
cama. Allí están ellas. Miran mi polla totalmente erecta y en posición
horizontal. Intento disimular el placer que me producen sus miradas.

--Perdonen....—me disculpo tapando mi sexo con mis manos en
un acto púdico.—Creí que ya no estaban.

--Ya nos vamos.—se precipita a decir una.—nos hemos retrasado
un poco.

Recogen las cosas y mirándome por última vez salen de la
habitación. Me quedo aún más excitado. Ahora si necesito una buena masturbación
para relajarme. Pero necesito espectadoras para que mi placer se aún mayor.

Salgo a la terraza. En la de mi derecha veo de pasada a las
dos camareras que han salido de mi habitación momentos antes. Al verme, se
esconden tras las cortinas para observarme. En la terraza de mi izquierda hay
otra empleada de la limpieza dentro de la habitación. No me ha visto. Enfrente
hay dos mujeres tomando el sol. En otras terrazas de pisos superiores también
hay gente.

Mi despreocupación es total y quiero que puedan verme la
mayor cantidad de personas. Siento la cálida y suave caricia de los rayos
solares sobre mi cuerpo. Mi pene está ya demasiado animado y preparado para la
fiesta. Le doy un toque hacia abajo y comienza a balancearse arriba y abajo
hasta volver a coger la horizontalidad. Muevo mis caderas hacia los lados y mi
verga golpea una y después la otra. Está durísimo.

Paso mi mirada en mi derredor y veo que ya son muchas las que
se posan en mí. Esta sensación de ser observado me caliente aún más. No me creo
lo que está pasando. Estoy siendo observado por muchas mujeres. Ante sus miradas
comienzo a masturbarme. Noto cada vena hinchada de mi miembro y lo noto palpitar
en mi mano.

Veo en la terraza de la derecha a las dos camareras. Ahora ya
no se esconden. Han salido y me miran descaradamente con cara de lujuria. Se
mueven nerviosas o excitadas. Se acercan al bajo muro que nos separa. Centro mi
atención en ellas y sigo con el sube y baja. Primero despacio dejando que
admiren mi capullo y luego poco a poco lo hago más rápido. Arqueo mi cuerpo y
cuando noto que ese río de leche va a salir, tenso todo mi cuerpo y me pajeo
salvajamente. Chorros y chorros de leche escupe mi polla por todas partes.
Continúo con mi violento pajeo hasta que deja de salir semen. Me estremezco en
unas convulsiones de placer y me adentro a mi habitación satisfecho. Me doy una
pequeña ducha para limpiarme.

Estoy tendido en mi cama boca arriba, cuando se abre la
puerta y entran las dos camareras. Se acercan a mí.........
Lo que pasó con ellas es otra historia. Espero que os guste
estas experiencias y me enviéis vuestros comentarios. Gracias.

Carlos